El oro, por su belleza y colorido, ductilidad y escazes ha servido en general como base a los patrones de dinero y también otros metales como el cobre o la plata. Los más primitivos indicios del uso del dinero en concepto actual se remontan al intercambio de barras de metal en los templos babilónicos, alrededor del año 3000 a.C, aunque se conocen monedas o medallas desde el siglo VII a.C. Multitud de objetos extraños fueron usados como formas primitivas de dinero. Así el aceite de oliva, las plumas o las semillas.
Las conchas han sido una de las formas más comunes de moneda primitiva y han sido usadas en todo el mundo. La economía de Nueva Guinea dependió de ellas hasta la Segunda Guerra Mundial. En Europa y Oriente Medio argollas de distintos tipos de metal han constituido una de las más importantes formas de dinero. En China y Tibet se usaron antiguamente como dinero ladrillos que se hacían con hojas de té fuertemente comprimidas. El emperador mejicano Moztezuma exigía el pago de impuestos con semillas de cacao. Entre las joyas y tesoros que Hernán Cortés encontró en los depósitos de su palacio se hallaban más de mil millones de granos de cacao. Su llegada a Europa sirvió de base para la fabricación del chocolate.